Resulta complicado no imaginar cómo sería el mundo en nuestros días si el hospital Beelitz-Heilstätten, cuyas ruinas aún pueden encontrase en Berlín, Alemania, nunca hubiera atendido a Adolf Hitler en el año de 1916, cuando fue herido en la Gran Guerra.
En este mismo lugar también fueron atendidos los soldados nazis heridos durante la Segunda Guerra Mundial y, desde el año 1945 y hasta la caída del Muro, los militares soviéticos lo utilizaron como centro médico. La construcción del hospital comenzó en el año de 1898 como un sanatorio para la población afectada por la tuberculosis e incluso una pequeña área de la enorme construcción aún sigue utilizándose con fines de rehabilitaciones neurológica, según lo informa el portal de Atlas Obscura.
Con excepción de esta parte, el resto del hospital, que se extiende sobre 200 hectáreas y cuenta con más de 60 edificios, se encuentra abandonado. Es uno de los sitios preferidos para los amantes de la exploración urbanaen el viejo continente y ocasionalmente suelen organizarse visitas guiadas; las oxidadas salas de cirugía y los desgastados habitáculos de psiquiatría dotan a este lugar de un aura de misterio y belleza. La revista Traveler llegó a calificar al Beelitz-Heilstätten como uno de los sitios más aterradores del planeta. Quizá estemos un poco locos, pero más que asustador a nosotros nos parece encantador.
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El 4 de diciembre de 1916, el hospital (que se había militarizado dado las condiciones de la época) ingresó a un cabo originario de Austria que había sufrido una herida en el muslo en la Batalla del Somme, 17 años después este hombre se convirtió en la figura más temible y odiada del mundo, era Adolf Hitler.
Como dato curioso, este lugar sirvió como escenario para varias películas, entre las más famosas se encuentra “El Pianista” (2002) y “Operación Valquiria” (2008). Actualmente el hospital se encuentra en un avanzado estado de deterioro y es objeto frecuente de vandalismo.
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