Hasta hace unas décadas, creíamos que los extraterrestres eran cosa exclusiva del cine. Nadie realmente creía que teníamos la posibilidad de encontrar vida extraterrestre en el futuro, por lo menos no en la comunidad científica. Sin embargo, en los últimos años los descubrimientos científicos sugieren que es más probable de los que imaginábamos.
1 – La vida puede iniciar en condiciones del espacio profundo.
A pesar de que el hongo que crece en las paredes de tu baño lo sugiera, la vida no puede simplemente aparecer en cualquier lugar. El espacio profundo, por ejemplo, es tan inhóspito que ni los componentes más elementales de la vida pueden sobrevivir allí.
O por lo menos eso es lo que se creía hasta hace poco, cuando científicos de la NASA reprodujeron los componentes básicos de la vida y precursores de material genético en condiciones espaciales, simuladas en el Centro de Investigación Arnes, en Silicon Valley, EE.UU. El experimento reveló que el Universo puede ser llenado con todo tipo de golosinas biológicas que pueden llover sobre planetas y sembrar vida.
Anteriormente, solíamos pensar que los primeros organismos terrestres solo pudieron concebirse gracias a las condiciones especiales de la Tierra joven, cuando una combinación de fuentes hidrotermales y radiación solar permitieron que la vida surgiera. Pero los científicos demostraron que no solo no se requiere un planeta, y tampoco son necesarios eventos astronómicos particulares para formar bases genéticas.
Colocaron compuestos orgánicos que pueden encontrarse en todo el cosmos al interior de un tubo e irradiaron la mezcla con radiación ultravioleta. Uracilo, citosina y timina resultaron de esta exposición – componentes claros en el ADN y ARN. Un escenario con muchas probabilidades de suceso en todo el Universo, según los investigadores.
2 – Hay MUCHOS planetas habitables ahí fuera.
Aunque las moléculas surjan de forma aleatoria en el espacio, requieren asentarse en un planeta donde la vida pueda sobrevivir, ¿verdad? Y la Tierra parece ser bastante especial en ese aspecto.
Pero realmente no es así. Apenas comenzamos a descubrir que existen muchos planetas potencialmente habitables en el Universo. En 2013, astrónomos de la Universidad de California en Berkeley en colaboración con colegas de la Universidad de Hawái, concluyeron que tan solo la Vía Láctea – una galaxia espiral de 100 mil años luz – puede albergar a 20 mil millones de planetas como la Tierra orbitando a sus estrellas.
Los investigadores extrapolaron el número partiendo de datos ofrecidos por el Observatorio Kepler. A lo largo de los últimos cinco años, el observatorio ha rastreado 150 mil estrellas y descubierto más de 4,000 candidatos a planetas extrasolares. Entonces se hizo evidente que aproximadamente el 20% de las estrellas en nuestra vecindad galáctica poseen planetas – la más parecida reside a tan solo 12 años luz de distancia – de forma que, a escala universal, con varias centenas de miles de millones de galaxias, potencialmente tenemos mil trillones de planetas parecidos a la Tierra – y esto solamente en estrellas parecidas con el Sol.
Esta cuenta también excluye a los satélites, entornos que podrían resultar habitables como planeta. Es decir, uno de esos tanto mundos tiene que tener vida extraterrestres, ¿no? Sería muy extraño que no fuera así.
3 – La vida en la Tierra comenzó mil millones de años antes de lo que se pensaba.
Para poder albergar vida, un planeta no solo tiene que ser el lugar ideal, sino también tener la edad perfecta. La Tierra tiene 4 mil millones de años y poco más, pero la vida no se manifestó aquí sino hasta la mitad de ese tiempo. Antes de eso, nuestro planeta era un montón de basura humeante con una atmósfera súper toxica. Entonces, si los planetas habitables pasan miles de millones de años en una esterilidad hostil, las probabilidades de encontrar vida en ellos son muy reducidas, ¿verdad?
Pues no, por qué (ya puedes comenzar a darte cuenta del patrón que sigue el artículo) todo lo que creíamos estaba equivocado. En febrero, un grupo de científicos anunció que encontraron evidencias de que la vida surgió en el lodo primitivo de la Tierra mil millones de años antes de lo que se creía. Esto significa que los primeros organismos en nuestro planeta aparecieron hace 3.2 mil millones de años.
Los investigadores llegaron a esta conclusión analizando rocas extremadamente antiguas en Australia. Allí descubrieron evidencia de la conversión del nitrógeno, un gas esencial para aquellos organismos primitivos. Estas criaturas embarazosamente simples se esparcieron sobre la tierra, formando una espesa película de células que se alimentaban de nitrógeno – de ahí los rastros encontrados en las rocas. Dado que “expulsaban” oxígeno, las criaturas terminaron transformando nuestra atmósfera en un lugar más digno para los organismos multicelulares que les precedieron.
Si enzimas complejas producidas por criaturas vivas existían en nuestro planeta 3.2 mil millones de años en el pasado, eso significa que dichos fenómenos pueden suceder más fácilmente y más frecuentemente de lo que pensábamos.
4 – Ya encontramos ejemplos de vida en condiciones extremas aquí en la Tierra.
La evidencia de que la vida extraterrestre en condiciones hostiles es posible puede encontrarse aquí en la Tierra, donde hasta los ambientes más inhóspitos son el hogar de una variedad de especímenes (totalmente extraños).
Por ejemplo, este extraño animal de la imagen a continuación es un pez que vive en las aguas más profundas del océano. A 8,138 metros en el fondo del mar, esta criatura traslucida de piel delicada no parece tan dura como para sobrevivir a presiones tan extremas, pero eso es precisamente lo que mejor sabe hacer.
A profundidades que superaban los 9 kilómetros, los investigadores también descubrieron camarones albinos gigantescos que pueden pasar hasta un año sin alimentarse.
Además, los científicos encontraron todo un ecosistema activo en la parte inferior del océano. La Fosa de las Marianas penetra hasta los 12 kilómetros en la corteza, pero existe un verdadero caldo de cultivo de bacterias y otros seres minúsculos en sus profundidades.
Especímenes igual de resistentes fueron encontrados en otros ambientes extremos distintos al fondo marino. Por ejemplo, un grupo de científicos logró extraer un virus de unos 30,000 años de edad del suelo de la Antártida. Pese a que se congeló hace mucho tiempo, se hizo instantáneamente infeccioso cuando se descongeló. Afortunadamente, solo atacaba amebas (pero te perdonamos el estar ligeramente preocupado por que los científicos desentierren virus primitivos).
5 – El moho y los líquenes adoran el espacio.
Sí, la vida es más resistente de lo que pensábamos, y ciertos organismos no encuentran al inhóspito espacio tan inhóspito.
Por ejemplo, esporas de moho enviadas al espacio regresaron ilesas 18 meses después en la superficie exterior de la Estación Espacial Internacional. Algunos de los individuos menos resistentes a los rayos ultravioleta murieron en un gran drama cósmico, pero una buena parte regresó a casa con sus esposas e hijos.
De la misma forma, un estudio exobiológico realizado por la Agencia Espacial Europea lanzó un vehículo lleno de líquenes (pequeñas comunidades de células de algas y hogos) a la órbita inferior de la Tierra, donde fueron expuestos a un letal vacío cósmico durante 14.6 días. Aterradoramente, regresaron a la Tierra con cero daños celulares (y seguramente con un bronceado envidiable).
De hecho, la vida ha probado ser tan dura en el espacio que, curiosamente, se convirtió en un problema para la NASA. Los microbios en el interior de la estación espacial se multiplican a toda prisa. Incluso la respiración de un astronauta puede transportar criaturas que se instalan en las superficies, poniendo a toda la misión en riesgo.
Ante todo esto, la agencia espacial hizo enormes esfuerzos para no contaminar ambientes inmaculados con intrusos terrestres. Esparcir gérmenes de nuestro planeta por el universo obstaculizaría los avances científicos, además de otras potenciales consecuencias terribles que no necesitamos descubrir.
1 – El agua abunda en todo el Sistema Solar.
El agua es un componente clave para la vida pero, hasta donde sabíamos, el universo parecía un lugar muy seco comparado con la Tierra. Ahora, la NASA y otras agencias espaciales están descubriendo que, de hecho, se trata de un parque acuático gigante.
Incluso nuestro Sistema Solar es más húmedo de lo que habíamos pensado. El pequeño y distante Plutón tiene un ecosistema potencialmente húmedo con geiseres deslumbrantes.
Además, los científicos no creen que exista un océano salado en Ganimedes, el satélite más grande de Júpiter y del Sistema Solar. En realidad, ese océano parece ser subterráneo y podría tener hasta 100 kilómetros, es decir, podría ser 10 veces más profundo que el nuestro.
Después está Encélado, un satélite de Saturno que no deja de sorprendernos con su hospitalidad. Además de un océano subterráneo y volcanes de hielo, los investigadores descubrieron recientemente que el satélite tiene respiraderos hidrotermales profundos, asustadoramente parecidos a los de nuestro propio océano, que expulsan el mismo tipo de lodo orgánico que eventualmente formaría a los homínidos comedores de pizza de aquí.
En apariencia, incluso Marte era un paraíso tropical hace 4.5 mil millones de años, cuando poseía un mar del Norte con más agua que el Océano Ártico distribuida en una superficie mayor a la del Océano Atlántico. Cubrió una quinta parte del planeta durante cientos de millones de años, antes de evaporarse lentamente y terminar en el desierto seco que vemos hoy. Según la siguiente simulación, Marte se parecía con el logotipo de Firefox.
Desde este punto, parece que si no encontramos extraterrestres en un futuro cercano, es porqué se están ocultando de nosotros. Traducción y adaptación: Cracked
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